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27 ene 2021

 “Lo cool”, la quiebra de un régimen emocional

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Portada del libro de Peter N. Stearns

Cuando el historiador Peter N Stearn escribió la historia emocional de cómo se fue estableciendo el American Cool”, la planteó como una “lógica” más que cómo un “régimen emocional”. Esto quiere decir que, a diferencia de los regímenes emocionales que planteó el historiador William Reddy, las lógicas serían absorbidas socialmente sin necesidad de tanto ejercicio del poder. En cualquier caso “lo cool” — casi todo el mundo (probablemente no sólo “occidentales”) hoy sabe (y siente) qué significa cool — , fue inculcado a veces con severas normativas y fuertes luchas sindicales y rechazo social a ciertas prácticas que implicaban violencia, por ejemplo en el medio laboral. Para Stearn, “lo cool” (al estilo de EEUU) emerge en los años veinte y se asienta en los años sesenta del siglo XX, como una lógica emocional donde es más importante la amabilidad que la expresión apasionada de los sentimientos, como quizá se hacía en la época victoriana (tradicionalmente entendida como una cultura emocional reprimida).

Esta óptica que proporciona la historia de las emociones, permite entender mejor el lamento, fácilmente rastreable en noticas de periódicos como el NYT, por la polarización social de la sociedad norteamericana, especialmente tras el (terrible) triunfo de Trump, En este lamento subyace la crudeza (¿apasionada, crispada?) con la que se expresan diferencias raciales, de género, sociales y de valores culturales, diferencias que quedaban ocultas por el régimen de lo cool, especialmente por su manifestación más extrema: aquello que conocíamos como “lo políticamente correcto”. Stearn debate muchas formas en las que se concreta el estilo/régimen cool: desde la evolución del amor de madre, al rechazo de la práctica habitual del castigo físico, por capataces, entre trabajadores portuarios. Merece la pena conocer su libro, especialmente en unos momentos históricos como los que atraviesan los EEUU en este momento que parecen indicar una quiebra de “lo cool” como régimen emocional hegemónico.

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Bessie Smith 1894–1937 Retrato mostrado en la exposición “American Cool” https://npg.si.edu/exhibit/Cool/pop-ups/smith.html

Por poner un ejemplo, las palabras recientes del presentador Joshua Johnson, invitando a dejar de disimular o disfrazar el dolor y mostrar de forma apasionada la profunda tristeza colectiva ante la situación que la pandemia (y su nula gestión por la presidencia trumpiana) ha ocasionado, y que la presentadora Sara Sidner manifestaba, sin poderse contener y arrasada en lágrimas, ante las cámaras televisivas (“chokes up” decía la notica de CNN[1]). Usar este proceso contemporáneo estadounidense como espejo para una sociedad como la nuestra, da mucho que pensar. Llama la atención que sean presentadores afroamericanos quienes hayan roto el “cool”, expresando el dolor y desolación incluso haciendo un llamamiento (“yo no soy terapeuta”, dice Joshua Johnson en la noticia[2]) a la necesaria expresión emocional del dolor, sin disimulos. Es un apunte rápido: también nuestra sociedad muestra un gradiente norte/sur y racializado respecto a la tolerancia en la expresión de lo emocional, especialmente de la tristeza que, cada vez más, sin lutos ni rituales, parece demandar que la tristeza o el duelo se viva de forma comedida, sin alardes expresivos, muy cool en las formas y rápidamente superada con acción y entretenimiento. ¿Quién recuerda hoy aquellos lutos largos, expresados en las ropas, en encierros en la casa -especialmente dolosos para las mujeres-, incluso en la prohibición tácita de rechazar todo entretenimiento? Pero escribiendo esto, me pregunto ¿dónde está y cómo está expresándose todo el dolor de estos meses en nuestra sociedad? (Ya nos advertían compañeras feministas de Píkara de la falta de modelos para el luto en esta crisis de cuidados https://www.pikaramagazine.com/2020/04/el-luto-tras-el-coronavirus-una-reflexion-feminista/ ) ¿Qué estamos haciendo con el dolor por tantos familiares muertos, por tanto aislamiento social, por todo el afecto que hemos perdido al perder nuestra dinámica interacción social, por tanta incertidumbre y desconcierto?

Quizá el cambio de régimen o lógica emocional no sólo está ocurriendo en EEUU, también nuestra sociedad está viviendo cambios en la autovaloración de nuestras emociones (desde la crueldad estúpida de gente de la política (neoliberal), hasta la falta de expresiones de dolor ante las cámaras en nuestros telediarios plagados de curvas que hay que doblegar). Cambios, también, en los valores mismos, en las reacciones ante el dolor de los demás y, quizá, ante la mera presencia de los demás. Cada cual tendrá su peculiar vivencia biográfica de estos duelos, pero no creo que sea exagerado aventurar que estamos asistiendo a un profundo cambio de régimen emocional.

[1] https://youtu.be/Du5HjRpAliE

[2] https://twitter.com/theweekmsnbc/status/1350639079189340160?s=21

Written by @dol-cezza Rosa Medina Domenech


10 oct 2016

TECNOLOGIAS SENCILLAS Y EPISTEMOLOGÍAS ARTESANAS



En el baúl de los recuerdos descansa ya, incluso, el recuerdo de los viejos mecheros bics o clipper de piedra, y áun más de los rellenables de gas. Recuerdo que acabé comprándome un rellenador pero hasta entonces se lo habia llevado a un hombre que en el portal de la esquina reparaba estas tecnologías sencillas que duraban años.

Como vago es el recuerdo, no consigo recordar si aquellos mecheros eran tan frágiles como los sofisticados electrónicos de hoy, de usar y tirar, o si verdaderamente eran tan robustos como los recuerdo. Aunque el consumismo nos haya hecho dedicarle mucho tiempo a la selección, devolución y observacion de mercancías, el tiempo que le dedicábamos a aquellas tecnologias sencillas era de otra textura. Generalmente hablabas con aquel hombre que dedicaba su tiempo a oir la radio, reparar mecheros y fumar sus propios cigarrillos. Allí te enterabas de cosas del barrio, algo de política... porque la sencillez tecnológica no iba reñida con la reflexion local. 

En los años sesenta ya teníamos polietileno y polipropileno en Europa, asi que imagino que las carcasas de estos materiales que utilizábamos unos años después probablemente eran producidas en Europa o EEUU en los sententas. Lo que no se es por qué vía recibiría aquel técnico de tecnologias sencillas, las piedras del mechero que era la pieza que, junto al desgaste de la carga de gas, requería de sus servicios. Si internet no nos engaña, esas piedras eran de sílice o de pedernal. Cortadas a ese tamaño pequeño quizá en alguna fábrica local, porque recordemos que estas tecnologías sencillas generalmente también se basaban en procesos de trasporte sencillos.

Herederos directos de aquellos señores expertos del recambio, son los numerosos videos en internet del do-it-your-self de la piedra clipper. Me parece entrañable que la sofisticada internet y youtube tenga toda esa comunidad de generosos explicantes que nos cuentan desde cómo se arregla una olla exprés o se le cambia la piedra a un clipper, a cómo acelerar el Pc. Una legión de personas generosas han hecho explotar las prácticas vernáculas que desde el siglo XVII (¡y antes!) vienen fomando parte de las prácticas humanas de conocimiento. Asi lo ha contado Pamela Smith en la compilacion de trabajos presentes en Ways of Making and Knowing. Incluso Patrick Wallis and Catherine Wrightse se plantean la existencia de una "epistemologia artesanal". Pero ¿sería esto aplicable a estas tecnologías sencillas para reposición de sílice en los mecheros? Todas comparten una especie de amalgama de objetos y habilidades y es indudable que la sencillez de las técnicas de reposicion y la difusion de la técnica en internet hayan sido determinante de su persistencia.

También el tamaño y el precio habrá sido importante para una tecnología cuyo uso, como diría Latour, --en este caso la facilidad de perderlos con frecuencia y la posibilidad de reemplazarlos-- haya sido determinante en la duracion de su existencia, con muy discretas variaciones respecto a sus antecesores, los mecheros de mecha (de ahí el nombre), sustituida por la --ahora escasa-- energia fosil. Aún consigo sacar del baúl de los recuerdos uno de esos mecheros de yesca que me compré por el gusto de hacerle esos enrosques alambicados, incluso creo que llegué a llevarlo encima aunque no recuerdo usarlo mucho, por la dificultad que suponía apagar la mecha ya encendida, que requería unas manos duras y encallecidas para conseguir apagarla. Es decir, estas tecnologías sencillas tenían género. Aunque en la decoración se fueron feminizando, con colores más delicados o dibujitos "monos", a ninguna chica se le ocurría llevar esos mecheros de mecha por muy vintage que fuera su gusto. Tampoco conozco a ninguna mujer reparadora de mecheros, por lo general eran hombres. Así de sencilla puede ser también la tecnología del género que diría de Lauretis.

Aquí podéis ver cómo hacer uno de yesca y no sé si hay epistemología artesana en el artesano cordobés que comenta, pero desde luego el lenguaje es de manual de tecnologia sencilla. Ciertamente, esos objetos siguen teniendo una vida social no sé si propia o animada por el uso humano de los mismos, como plantea Appadurai, pero desde luego el significado emocional de estos mecheros clipper se ha ido revalorizando. De objeto sencillo y cotidiano a depositario de valores de género y, aún ahora, portadores de un capital emocional: de nostalgia de un pasado menos marcado por la lógica del quita-y-pon.





30 abr 2016

Testigos modestos para construir la objetividad

"las historias de la Revolución Científica forman una narración de la “objetividad” que sigue bloqueando el camino a una tecnociencia más adecuada y autocrítica dedicada al saber situado. La importante práctica del testimonio creíble aún está en juego"

Donna Haraway . Testigo modesto . Accesible en 

Me pregunto si nuestro interés contemporáneo por teorías fuertes que con frecuencia situamos por encima de nuestros humildes trabajos de campo o de archivo, no esconde algunas de las dinámicas de género que Haraway denuncia cuando habla de cómo la ciencia, o mejor dicho los científicos, construyeron la objetividad a base de --aparentemente-- desaparecer del relato científico. Esta desaparición aparente en el siglo XVII, se acompañó de la desaparición real de las mujeres incluso en las experiencias científicas públicas. De hecho, como es sabido, hasta 1945 no entran las mujeres en la Royal Society. 

El excesivo enfásis en marcos teóricos sofisticados, pero que aplastan nuestro humilde trabajo en el archivo o en el trabajo de campo, me suena a veces a un esfuerzo objetivante que obliga a ver la realidad difusa desde el ojo entornado de nuestra teoría. Es cierto que la incertidumbre y la vulnerabilidad aumenta si prestamos atención empática a los materiales de nuestro archivo o a quiénes constituyen nuestra etnografía. Es tarea delicada usar la teoría para estirar nuestra mente y no juzgar con ojos presentistas. Sin embargo, quizá es aún más delicada y vulnerable la tarea de oír con finura las voces del archivo después de haber expandido la mente (y su capacidad de escucha) con la teoría. Requiere atención para no caer en el riesgo de soltarla bruscamente sobre el pasado (o sobre otra cultura) aplastando sus melodías propias. 

El pasado tiene voces y, como recomienda Dominick Lacapra, habrá que oír con empatía sus expresiones, y desarrollar un oído sensible y delicado para apreciar lo que, a veces, son susurros enigmáticos. Pedirle a la teoría que no nos produzca burda sordera, para poder disfrutar de aquellas melodías que incluso pueden ser emancipadoras de nuestro presente, es una petición humilde y llena de generosidad y amor con el archivo.

26 feb 2016

Conocimientos humildes para aliviar el sufrimiento

Por compleja que sea una teoría científica, quienes hacemos historia de la ciencia sabemos que su aplicación siempre se asienta en un conjunto de procesos locales que no son una mera aplicación de la teoría.

Sin embargo, la separación epistemológica entre lo que creemos es conocimiento e innovación, y lo que pensamos que no lo es, nos impide reconocer cuantas pequeñas prácticas suponen, en realidad, una fuente inagotable de microsaberes que hacen posible el funcionamiento diario de muchas cosas. Dicho brevemente, tenemos una profunda jerarquía de saberes que con este escrito invito a revisar.

Visto de otra manera, también puede decirse que, en sí mismo, ningún conocimiento o innovación existiría si la separáramos de toda la cadena de acontecimientos socio-científico-técnicos-culturales que la produce y de todo el conjunto de procederes e innovaciones locales que requiere su puesta en práctica. Esto es así incluso para aquellas piezas que se publican en las revistas que las tecnologías de estandarización del conocimiento llama "de alto imapacto", lo digo sin ironía.




Claro está que la existencia de "autores/as" que generan "saberes publicables" hace más prestigioso su trabajo, dentro del sistema inventado para reconocer un saber cómo "innovación". En parte el prestigio viene de su carácter único, parecería que sólo Sijh y Martínez fueran artífices del saber X o del procedimiento Y. Esto no es así, claro está. Para que Sijh y Martinez sean personas reconocidas como las que "inventaron" esto, muchos micro-procesos de innovación han tenido lugar aunque nunca dejen huella en el "archivo hegemónico científico" que constituyen los artículos publicados. Desde procedimientos de captura, crianza y manejo de "animales de laboratorio", hasta creativas rutinas de limpieza de los espacios y aparatos, todos requieren de micro-creaciones más o menos diarias, para sortear problemas, estandarizar procedimientos y aprender a cambiarlos cuando surjan los retos.

A pesar de esa aparente "unicidad" en la autoría de la innovación, la ciencia basa su prestigio en la idea de que todo aquello que se publica en revistas científicas es "repetible". Curiosamente ese mismo criterio que valida a la ciencia (el de que cualquiera pueda repetir el experimento leyendo el artículo), convierte a las prácticas diarias donde esas "innovaciones" tienen lugar, en algo sin valor, cotidiano y rutinario. Si lo miramos con la lente crítica que proporciona el género, podríamos decir que esas prácticas diarias parecerían los "trabajos femeninos" en el sentido de que no podriamos sobrevivir sin ellos pero, en la jerarquía patriarcal, nadie los valora.


Toda "rutina" diaria, por ejemplo, en el cuidado de una persona que ha sido operada o que se recupera de alguna lesión o enfermedad, requiere atención, organización, estandarización (del lavado a las tareas de excreción diarias), innovación ante los cambios en la movilidad o en el dolor concreto, atención precisa en relación al estado de ánimo cambiante o a las fluctaciones de las tecnologías diarias que se usan (de la cuña a los elevadores de la cama o las gasas húmedas). Estas tareas, en apariencia minúsculas, también requieren perfeccionamiento de las técnicas cotidianas necesarias para mantener la vida diaria. Quienes las llevan a cabo tienen que esforzarse en sostener la energía vital y, aun más importante, atender al bienestar de las relaciones del equipo de cuidados que incluye a quien padece y determina el resultado.

Resultado de imagen de movilizando a pacientesQue estos procesos locales tengan lugar fuera del sistema de publicaciones científicas, que es el que otorga "la medalla del mérito científico", no quiere decir que no haya innovación cotidiana para la resolución de problemas concretos. Como ha mostrado Marta Allué en "Perder la piel", si algunos de esos saberes cotidianos fuéramos capaces de reconocerlos y valorarlos como tales, muchas prácticas clínicas mejorarían y el sufrimiento de las personas disminuiría. Seríamos entonces capaces de desarrollar, en toda su plenitud, una ciencia médica para la gente. Pero para ello haría falta una respuesta más humilde y cotidiana a aquello que nos preguntaba Sandra Harding hace unos años ¿De quién es la ciencia, de quién es el conocimiento?

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Si queréis profundizar en estas cuestiones aquí hay algun material para la reflexión.

Este otro proporciona algunas bases teóricas desde una lectura post-colonial de la ciencia

Otra fuente de inspiración es la observación de mi propia experiencia con el sufrimiento, pero esa la dejo para  vuestra imaginación.



10 ene 2016

Historias resistentes que trajo el 2015

Felicidad, sufrimiento, aguante y vida testimoniada por Global Voices 

https://es.globalvoices.org/2016/01/04/32-historias-capturan-la-felicidad-el-sufrimiento-y-la-resiliencia-de-2015/

8 oct 2015

Solidaridad como valor subalterno en la Europa del capitalismo financiero

,Decía ayer bell hooks que para descolonizarnos internamente hemos de estimular la imaginación, empujar y cultivar nuestras mejores semillas y entrar en conversación. La conversación es una pedagogía radical.

Ayer en conversación --tras el debate con Hooks en la New School, "Moving from pain to power: confonting lost"-- con mi amiga Bettina Mathes, tratábamos de explicarnos el cambio de política de Angela Merkel en relación a las personas refugiadas de Siria. Las impresionantes imágenes que hemos visto estos días de éxodos de personas por los campos o en estaciones de tren haciendo colas interminables a la espera de los permisos fronterizos han generado una respuesta, incluso inesperada, como en el caso de Merkel, cuya dureza de corazón ha sido notoria en muchos momentos de la historia reciente en su larga carrera política.

Estas imágenes tan reales han tocado el inconsciente colectivo, la memoria del éxodo de la segunda guerra, tal y como incluso se meciona en esta noticia http://noticias.univision.com/article/2454657/2015-09-05/mundo/noticias/miles-de-refugiados-llegan-a-alemania-y-austria

Pero esa llamada de la memoria a través del tiempo que ha actualizado la historia violenta de Europa, y ha acercado el cuerpo colectivo de inmigrantes del oriente medio al espectro corporal, propio, de muchas personas europeas en los años cuarenta,  no creo que sea la única explicación a las manifestaciones colectivas de solidaridad que han emergido en muchas pequeñas localidades incluyendo Alemania. 

La respuesta es una auto-organización, una expresión subalterna de agencia que configuran plataformas, redes, respuestas colectivas más o menos estructuradas y llenas de expresiones emocionales de afecto y solidaridad. No me resulta difícil ver en estas expresiones, respuestas subalternas ajenas a las instituciones estatales, muestras de valores colectivos que humanizan, que se niegan a aceptar que la única lógica y guía posible sea la económica, la de la prima de riesgo o la de las empresas de rating. Existen otros mundos más allá de las oficinas lujosas de Wall Street, de los asépticos despachos de quienes envían drones para bombardear a la población a miles de kilómetros de distancia. Si, si hay mundos muy lejanos de quienes, frente a una lujosa taza de café macchiato, exigen no sobrepasar un déficit que inflige torturas a gran parte de una población con la que nunca se encontrarán.


Lo hemos visto con nuestros propios ojos (pinchar en el enlace sobre la palabra solidaridad). El cuerpo colectivo del sufrimiento, ha despertado la solidaridad, colectiva e individual, de mucha gente que prestaría una habitación de su casa o compartiría una comida diaria. Esa es la Europa de la gente corriente, la gente de la "tierra callada, del trabajo y del sudor", la que aún recuerda algunas de las fotos que les mostraron sus abuelas de quienes desaparecieron en aquellos, otros, éxodos. Más allá del lugar y del destino, muchas personas en Europa saben bien el significado de ser alguien refugiado.

6 jul 2015

Personas (griegas) Subalternas OXI



El resultado de las elecciones griegas creo que permite reflexionar sobre el sentido del término subalternidad y el error común de confundirlo con sometimiento. Un 61% de quienes votaron ayer en Grecia, han afirmado que personas subalternas no son las sometidas, sino quienes saben tener agencia y oponerse a las lógicas de un sistema que cree disponer de la racionalidad de los supuestos saberes “expertos” de un sector de las ciencias económicas. 

Esto también es verdad para otras situaciones, incluyendo las micro-políticas universitarias, de empresa, de vida en general. Oponerse es sensato, relevante y necesario, y con frecuencia pone de manifiesto cuanto saber se pierde por no aceptar el conocimiento que genera quien se niega a someterse. Decir que no (OXI) es democracia también, de la que demuestra que sólo otro mundo será posible si desobedecemos las lógicas de lo evidente por sí mismo (la austeridad).

28 mar 2015

Politizar la intimidad

Es imposible no afrontar con unas breves palabras en este bog el estupor de un acto humano como el que parece ha causado la desgracia del airbus de Lufthansa. Entre todas las cuestiones que suscita un acto de esa envergadura, me asaltaba sobre todo la pregunta ¿Y nadie se había dado cuenta del estado mental del co-piloto Andreas Lubitz?

Creo que la respuesta a esta pregunta la encontramos en los cambios en la concepción de la intimidad en nuestras sociedades contemporáneas. Daba la clave un periodista alemán del diario Bild que entrevistaban en la BBC y que había a su vez entrevistado a la azafata con la que Andreas había mantenido una relación --quizá la única-- algo íntima. Fue quizá la única persona que al parecer pudo advertir el estado tan desbarajustado, fragmentado o dividido de su mente. De hecho parece que decidió no conservar su relación con él porque, en la intimidad, parecía convertirse en otro tipo de persona, violenta, llena de rencor y con una gran carga vengativa. 

Esta fragmentación de la subjetividad, que en casos extremos la nombramos como "enfermedad mental" es un producto histórico forjado con cambios en las relaciones familiares y comunitarias, en las formas de relacionarnos, en los "regímenes emocionales" que van prohibiendo o censurado, incluso que nos autocensuramos, en cada contexto. Pero también esta fragmentación ha sido modelada por la industria farmacéutica (véase The pharmaceutical self, Emily Martín, o los trabajos de Dummit) , por procedimientos de ajuste a las organizaciones laborales, con las estandarizaciones horarias y las formas de organización laboral del capitalismo, etc. 

Hemos aprendido, cultural e históricamente, ciertas formas de hablar de lo que nos preocupa, y a evitar lo que en ocasiones nos parece tan áspero, difícil o "inaceptable" que nos parece imposible que alguien pueda escucharlo. ¿Cómo aprendemos a vehicular nuestras preocupaciones y dolores por caminos menos tortuosos o rencorosos? En la intimidad. Un espacio complejo (se puede leer a Lynn Jamieson o Giddens, incluso "Carnal Knowledge" de Stoler sobre la intimidad en un contexto de colonización). La complejidad de este espacio viene tanto de ser un lugar donde se (re)estructuran las relaciones de género -o raza y clase-, como por ser un espacio de producción de la individualidad. Además, es un espacio generado con prácticas muy diferentes en cada comunidad histórica, cultural, afectiva, etc. 

Pero no es del poder o de los aspectos más opresivos sobre los que quiero brevemente reflexionar, sino de la importancia del conocimiento que produce la intimidad, como un saber imprescindible y sutil para la vida. Requiere observación atenta, capacidad para mantener y creer una cierta distancia con lo observado para no proyectar lo que está en nuestra mente, requiere por tanto crear la distancia, producir afectos que permitan crecer. Tener prácticas de intimidad es una tarea donde se pone a prueba nuestra capacidad para no vigilar o castigar, para cuidar del sí, para preguntarnos y tratar de explicar los cambios que se observan. Qué significan esos cambios de humor, esas frases dolidas y broncas, esas horas demasiado excesivas de inactividad, esa poca vitalidad, quizá esa palidez o esa falta de sueño continuado. Estas y otras observaciones son las que ayudan a ir comprendiéndo(nos) cuando interactúamos en ese espacio íntimo e intersubjetivo o simplemente intrasubjetivo. Aunque la medicina haya trabajado durante siglos  con diversas prácticas dentro de ese espacio, la progresiva estandarización de sus métodos la ha alejado de lo íntimo. Me pregunto cómo puede esperarse detectar ideas suicidas u homicidas en los pilotos con preguntas estandarizadas en los test del tipo  "¿Ha pensado en suicidarse? ¿Tiene impulsos para matar?"

Vivimos en mundos, -en cada cultura de manera diversa aunque la globalización de las formas de lo íntimo es una realidad-, en donde quizá no apreciamos suficientemente la importancia de estos cuidados y saberes en apariencia ínfimos, donde vivimos mas tiempo en mundos virtuales que reales y en espacios donde está muy estructurado, ideologizado, y generizado, lo que debe o puede ser expresado. Es por eso que es importante reivindicar la intimidad como un espacio humano que debe ser politizado, porque en ese espacio pueden producirse saberes esenciales para la supervivencia humana. Esa politización puede ayudarnos a tomar consciencia sobre los conocimientos que encierra la intimidad, como un lugar, un ecosistema, que da "sentido y sensibilidad" a las vidas humanas (y no sólo humanas), de forma tan individual como colectiva. 

18 ene 2015

Innovación cuerpo-tecnológica

Impresionantes destrezas de una serie de movimientos cotidianos . La importancia de salir de la silla de vez en cuando de la forma más fácil. Aquí el proceso 

http://m.youtube.com/watch?v=IZUseV-ODFY

10 dic 2014

Tecnologías del miedo y la tortura en el siglo XXI

Es imposible no hacer alguna reflexión en relación al informe sobre la tortura realizado bajo la coordinación de la senadora norteamericana Dianne Feinstein hecho público antes que la toma del congreso, por la mayoría conservadora, haga imposible su aireamiento. Así lo ha declarado la propia responsable del informe.

Ni el código de Nuremberg, ni todo el pensamiento producido -tras tantas situaciones de "mal radical"-, desde que Hanna Arendt denunciara en "La banalidad del mal" consiguen detener este horror humano. La ciencia del horror y sus "técnicas de interrogación reforzadas" para la manipulación del miedo con fines coercitivos (sistemas de medición, técnicas de sociología para interrogatorios, manuales históricos de tortura, pruebas fisiológicas sobre límites corporales, saberes neuro-psiquiátricos, etc) sigue desarrollándose en (quizá no tan oscuros) laboratorios y despachos. 

Sólo quisiera compartir en este circulo critico el espanto ante estas tecnologías del miedo aplicadas para la obtención de una supuesta "verdad ". Compartir con vosotras  la profunda tristeza de comprobar la existencia de un sofisticado sistema de formación y desarrollo de las técnicas de la tortura en el siglo XXI y los caboracionismos cotidianos que las sostienen. Y no solo en el mundo de la American del Norte. 

Que profunda y urgente necesidad tiene la humanidad de desarrollar procedimientos y tácticas emocionales reparativos y una tecno-ciencia hecha por personas que no quieran vivir ni colaborar en la confrontación, la paranoia y la destrucción. Necesitamos un empeño mas decidido par estar del lado de la vida y crear entornos que vean con horror y rechazo cualquier colaboracionismo o "zona gris" con estas ciencias del horror humano.
http://www.theguardian.com/us-news/video/2014/dec/09/dianne-feinstein-cia-torture-report-stain-americas-value-video